lunes, 25 de agosto de 2008

El Juego



El nanometraje hecho hace siglos para el concurso del metro, por supuesto no gané, pero lo hecho hecho está y no veo por qué debe mantenerse escondido por ahí

No es que ahora habrá más gente viéndolo, solo tendrá un link más

jueves, 21 de agosto de 2008

Tres Movimientos

Primero

No entiendo muy bien como terminé sentado en el bar con este tipo, o sea terminé no es la palabra adecuada ya que esto está recién comenzando. En realidad si se lo que pasa. Me iba a juntar con un grupo de amigos y como los amigos de tus amigos son tus amigos, Pablo me pidió que pasara a buscar a este tipo y que los esperáramos juntos en el bar. Y ahora comprendo las palabras que me dijo cuando me pidió el favorcillo: “De los misterios de la vida, Janito es el mayor con el que me he topado” ¿o era Juanito? La cosa es que estoy hablando con Juanito o Janito, no me acuerdo realmente de su nombre y tampoco es que me interese mucho. Solo dice huevadas.

-Sabes, lo que mas me gusta de este bar. Es que aquí los ricos no discriminan a los pobres por no tener, ni los pobres discriminan a los ricos por que a ellos les regalan lo que otros tienen que pelear para obtener. Tampoco importa si es Walesca del café con piernas, Johana la azafata o Sofía la antropóloga, todas te tienen igual de hundido en el vaso-. Al terminar esta gran declaración de principios se zampa medio vaso de vodka tónica al seco. Solo para a mirarle el traste a la mesera que va y viene con vasos llenos y botellas vacías. Relincha fuerte, como caballo en celo y borracho de ahí se termina su vaso.-En serio, te digo, con todo lo que he vivido y te juro que he vivido mucho. En serio que todos, todos los putos problemas que puede llegar a tener un hombre, son siempre culpa de una mina, no hay ninguno que se salve, desde quedarse sin plata para una propina decente hasta la bomba atómica, todas esas huevás son culpa de una zorra y un par de tetas.

Me da risa mirarlo, apenas lo conozco y ya me está hablando tonteras, termina sus frases solo para ponerse a tomar y se pedir otro trago. Un vodka, un par de cervezas y ahora me mira con cara ¿Otro whiskey? No me queda otra que mostrarle el vaso a mitad lleno en señal de que mejor me espero una ronda más.- Otro whiskey para mi amigo- No se para que pregunta si lo pide igual.

-No tay pa nada apurado cabrito pero mejor tomate ese whiskey rápido, antes que el hielo se haga agua y se mezcle con el trago. Me apesta esa sensación lechosa que queda cuando se mezcla agua en el whiskey.

-A mí también, por eso lo pedí seco, pero parece que eso es algo que no entienden en tu preciado bar.-

-Es un lugar tranquilo, de gente decente, trabajadores pseudorebeldes y proletas “wanabe” se vienen a meter a estos lados, el lugar perfecto para tener una conversación tranquila, escuchando buena música sin molestar a nadie ni que nadie te moleste.-

Meno mal que llega la mesera, que nos trae los tragos, por fin se va a callar un rato este huevon. Para mi sorpresa le pasa una servilleta. Apenas ella se va, me la muestra, tiene un número de teléfono, un horario y un par de corazones. Me pregunto como lo hará, tiene una cara de borracho al que le han pegado más de un combo en el hocico. Casi podría apostar que es por eso mismo, pero de todas maneras parece que siempre consigue lo que quiere. Ahora me está comenzando a caer realmente mal.

Por supuesto que mientras estoy absorbido en mis dudas teológicas sobre tan carismático personaje con el que me han encerrado, llegan mis carceleros y amigos a por fin romper el yugo de está extraña conversación. Andrea es la ultima en pasar. Tan espectacular como siempre, al igual que la primera vez que la vi. Su imagen al caminar no me deja otra opción que mirarla y soñar, soñar con ella, con su sonrisa. Sonriéndome solo a mi, con sus ojos mirándome solo a mi, con sus manos acariciándome solo a mi, con su boca y su cuerpo deseándome solo a mi. Pero lamentablemente no es así, que nunca será así y que nunca fue así tampoco. Lo único que me queda en ese sentido es mirar y soñar.

Ella sigue de largo, sonríe a la mesa y hace señas de que quiere una silla cerca de mí para conversar. Por supuesto, la maldición del amigo. Camina derecho a la barra, habla con el cajero, le sonríe con esa sonrisa atontadora, no se si es una mujer o un arma de convencimiento de las masas. Con esa sonrisa pareciera que podría para el tiempo, curar el cáncer y convencer al diablo de que deje congelarse el infierno. Pero solo la usa para conseguir lo que quiere y ella no pide mucho, solo una canción.

Reconozco el sonido de los sintetizadores que empiezan a sonar como olas que acarician los oídos suavemente mientras esa voz comienza a cantar. La voz de un ángel no debe ser muy distinta. De pronto esa estrofa “Breathe the air, through the water” y recuerdo, recuerdo la sensación del agua, la maravilla de nadar. Una voz me saca de mi trance – ¿No es cierto?-

-Disculpa no te escuche lo ultimo que dijiste- No se como me salio esa respuesta si lo único que quería hacer era golpearlo por sacarme del éxtasis al que había conseguido entrar.

-Que le decía a Andrea -¡Andrea! ¿Cómo no me había dado cuenta que ya se ha sentado a mi lado y que más encima está conversando con Juanito o Janito o como sea que le digan al borracho este – Que le decía a la Andrea que habíamos llegado a la conclusión de que por su culpa la había sucedido la peste negra.-

Ella se ríe y yo sonrió con una mueca de fíjate-las-huevás-que-soportar-por-juntarme-contigo.

-¿En que piensas?- Me pregunta con esa sonrisa que no permite mentiras

-¿Haz buceado alguna vez? ¿No? Es que con la canción recuerdo esa libertad, cuando me metía en el agua y acompañaba a mi padre. Nunca me gusto el equipo, los plomos, el traje y las aletas son útiles pero me daban la impresión de que me restringían. A mi me gustaba lanzarme sin nada al agua y de ahí ponerme a nadar con los buzos. Eso de flotar entremedio de la nada, viendo algas y peces a tu alrededor. Cuando chico podía estar 5 minutos incluso mas, ahora con cueva duro 20 segundos, en eso estoy pensando, a eso me lleva esta canción. A la libertad. Casi como volar, salvo que me imagino que no se parece en nada la sensación de volar. Porque aquí hay que ir pidiéndole permiso al agua en cada patada y hay que ir apartándola uno mismo con las manos.

-Wow, nunca he sentido esa sensación cuando voy a la piscina y eso que me encanta ir a la piscina y nadar un rato.

-Es que en la piscina tu no tienes esa libertad, en la piscina ves el fondo a unos cuantos pasos, no a 12 metros bajo tuyo y lo ves todo, en cambio cuando estas flotando a 5 metros bajo la superficie el mar te parece infinito. Y aunque tú sabes que hay un fondo la luz parece no saberlo y ella se pierde en el camino. El arriba y el abajo ya no existen. Tampoco lo haces tú, eres una molécula más de agua, eres otro grano de sal moviéndose al ritmo y voluntad de las mareas. Por eso mismo no me gusta usar equipo, por que cuando lo haces esa sensación de pertenecer al mar desaparece, porque pones una capa de neopren entre tu y el agua...

-¿Y eso que tiene que ver con que las minas tienen la culpa de todo? - Me pregunta Janito o Juanito

-Nada.- Le respondo- Es solo lo que estaba pensando y ella me pregunto en que estaba pensando.

La canción termina y la noche continua y yo me pregunto si Janito o Juanito tendria razon, de que todo siempre es culpa de las minas. O es acaso culpa de los huevones que no podemos vivir sin ellas.

Segundo

Voy saliendo, arreglado y atrasado como era esperarse. Obviamente, la noche será perfecta, esta todo listo, todo preciso, solo falto yo, nada podría estar mal, no por lo menos hasta que el maldito celular empieza a sonar.

Después de escuchar lo que me dicen yo y mi pinta de chico tribu urbana nos bajamos de la micro, cambio de dirección, cambio de destino, cambio de panorama, hay cosas que me llaman, cosas que debo atender urgentemente.

Me demoro unos 20 minutos en llegar a Américo Vespucio, ahora solo debo esperar la maldita micro, solo un recorrido me sirve y lamentablemente a estas horas no pasa seguido, además esta es la parte de la ciudad en que este horario es de llegar y no de salir. Apenas me subo a la micro, me doy cuenta que al parecer es verdad que esto no me correspondía a mi el trayecto, la micro está llena de obreros que van a casa, de gente cansada que si ha trabajado duro todo el día y que si sabe lo que significa la palabra cansancio, se siente el olor del esfuerzo y del deber cumplido. En cambio yo voy con mi aire fiestero y mi pinta de pendejo engrupido. Tengo la sensación de que todas las miradas de la micro se posan sobre mí. Aunque ni la mitad de las personas que están en el bus se han dado cuenta de mi existencia lo que me invade realmente es la vergüenza que me da. Me siento como una paloma que se para a cagar sobre las estatuas de grandes próceres mundiales.

Se baja un par de ancianas, se sube un grupo de jóvenes, se bajan unos trabajadores y se sube él. Otro engrupido más, claro que este viene emputecido y rapado. Anda buscando camorra y como solo sus ojos solo ven a los engrupidos, su mirada se deposita rápidamente en mi avergonzada cabeza. Avanza a paso duro, casi militar, como si fuera aplastando una colonia de hormigas en cada pisada, pasa de largo empujándome bruscamente con el hombro. Pero a mi no me importa, no me interesa pelear con un idiota que busca pelea. Pero mi falta de reacción lo ofende más que la reacción que el esperaba. –Pide disculpas saco e’wea- Lo único que atino en hacer ante tan amables declaraciones es sonreírle a mi interlocutor y de ahí volver a colgarme del fierro y mirar las luces de Peñalolen. Claro que mientras pongo cara de nada me preparo para recibir un buen combo el hocico. Pero gracias al micrero caemos todos hacia adelante a causa de una frenada brusca.

El chofer discute y rabea con un pasajero que trata de subir, nadie entiende por que no lo quiere dejar pasar. Hasta que la razón nos golpea en la nariz, en el cóctel aromático se distingue claramente la cerveza, algún sucedáneo de vino y algo de ron, todo esto por supuesto acompañado de un olorcillo a amoniaco que delataba la falta de pulcritud al orinar. Al echar una segunda mirada me doy cuenta de los pantalones están sucios y meados y su chaleco rojo está con las trazas de vomito. El tipo no podría estar más borracho, no es un indigente, la ropa de calidad lo delata como un borracho más. Al fin de cuentas es como la mayoría de los que están en este bus, alguien que quiere llegar a casa

La gente comienza a gritar, pidiendo que el personaje aquel se baje de la micro y yo agradezco a dios y a todos sus santos en el cielo. Un grito burdo y ensordecedor me llega a la oreja, el grandote que buscaba camorra, claro que ahora se olvido de mí y hace un intento de chiste para burlarse del pobre borracho. La respuesta no tarda en llegar, pero claro que no en forma de chiste, el ebrio viene corriendo hasta aquí para dejar que sus puños conversen con el grandote. Entre los dos adversarios hay un solo obstáculo, estoy yo y claramente no tengo espacio para apartarme. No me queda otra que recibir un par de empujones y uno que otro combo antes de poder alejarme de la pelea. Pero por suerte y sorpresa el primer golpe nos sorprende a mí y al borracho de igual manera. En un movimiento bastante ágil él grandote pasa de estar a mi espalda a estar en la cara de su oponente, rompiéndole la nariz y lamentablemente salpicando sangre en mi preciada ropa de pendejo engrupido. El borracho tambalea y retrocede unos pasos. Antes de que alcance a reaccionar le llega un segundo combo en la mejilla y de ahí pasa ser una pelea callejera, fea, deforme, lenta, y con movimientos que tienen más parecidos con el sexo que con las películas de Bruce Lee, claro que esto no era sexo y no estábamos en la calle, sino que en la micro, después de varios combos más, el grandote se para y se aleja. Mientras que el viejo ebrio, con la cara hecha bolsa ya no se puede ni parar. De rodillas en el piso comienza a vomitar sangre, trago y que se yo que otra mierda tenia en el organismo. Todo el mundo está asqueado así que por votación popular bajan al pobre tipo de la micro, y solo un par de nosotros alegamos porque seguramente no es lo mejor para él, pero alegar no es nada, alegar es solo hablar. Así que realmente las cosas no cambian y el estorbo desaparece rápido del bus y de nuestras conciencias. La conmoción pasó, las tensiones se calmaron y la micro vuelve a su función de transporte urbano, claro que ahora voy mas atrasado que nunca, ojala no sea demasiado tarde, el tiempo pasa tan rápido en estas situaciones y el peor problema es que uno lo siente lentísimo.

Cuando por fin llego a Vicuña, comienzo a correr lo más rapido por esos pasajes homogéneos y desabridos que hay en la Florida. - Pucha que te demoraste cabro, tu amiguita esta adentro haciendo algo de show, no se que huevá consumió pero esta vez le dio fuerte.- Antes de que termine de decirme que pasaba yo entro corriendo a la sala, la música esta ensordecedora, la fiesta parece estar buena y la veo a ella parada arriba de una mesa, hermosa como siempre. Sus cabellos de fuego, su piel blanca y sus ojos desorbitados. Tan bien vestida, mostrando su pequeño tatuaje alrededor del ombligo, combina perfectamente con su piercing y la palidez enfermiza de su cuerpo. Con tanta gracia de movimientos para bailar, parece un ángel inocente ahí saltando y riendo de esa manera. Sus caderas de quiebran al ritmo de la música y sus brazos se mueven como si fueran serpientes hipnotizando a una presa antes de saltarle encima. Incluso la botella en su mano toma aires de instrumento de gimnasta olímpica. Es una poesía humana, un poema a la belleza de la decadencia, sus movimientos son armónicos y auto destructivos, incluso llevándose la botella a la boca parece más bien el beso tierno de una adolescente que el englutinaje de vodka barato.

- Menos mal que llegaste- Es la dueña de casa, apenas le recordaba la cara, y ni pregunten por el nombre -Cuando llame pensé que te demorarías menos en llegar, es que estoy preocupada por la Andrea, nadie ha podido hacerla entrar en razón, y ta chupando como esponja, parece que en la tarde se tomo unas pastillas antes de llegar y se esta poniendo loca y mas encima le esta pegando la locura a las pendejas que llegaron con mi hermana. – Primero, no me llamaste a mi, si no que a mi hermano. Segundo, como mierda se te ocurre tenerla con una botella de vodka cuando ves que esta borracha como tagua. Filo, no vine aquí para pedirte explicaciones, vine para llevarme a mi amiga que me supuestamente no podía ni caminar de lo borracha – No sé si dije eso con cara seria creyéndome el cuento del tipo responsable o cara de sorprendido por mi espectacular actuación, pero antes de comenzar con la enciclopedia de chuchadas que tengo reservadas para esta clase de ocasiones Andrea se va a piso.

Se había desmayado, menos mal que en realidad no fueron las pastillas si no que el trago lo que la tomó primero. Es cosa de tomarla de los brazos llevarla al baño y hacerle regurgitar hasta el alma si es necesario. Después de dar sus saludos a la familia Guajardo Gutierrez su pulso se normaliza y recupera algo de claridad, pero solo para hablar tonteras y pedir más copete. No la puedo hacer caminar ni menos levarla en micro en este estado. No me queda otra que llevarla a la cama y dejarla tranquila en la pieza de la dueña mientras llamo un radio-taxi, 30 minutos me dijeron los desgraciados, como si en estas situaciones uno tuviera toda la noche, aquelarre dijeron, solo mujeres están invitadas, y después nos critican a los hombres por ser tóxicos.

Después de hacer un par de malabares para convencer al taxista que no habrá problema en su auto, puedo acomodar a Andrea y partir. Llegando al final de Vicuña Mackena, pasado Grecia Andrea despierta y me mira con esos ojazos que tiene, tan hermosos que cada mancha, cada detalle parece una obra de arte, se me acerca sensualmente, tomándome el brazo y deslizando su mano lentamente hacia mi hombro, mientras que con la otra mano, me comienza a acariciar el estomago. Acerca su boca a la mía y con su voz casi melódica me susurra - Bésame - .

Quedo helado, un escalofrió recorre mi espalda, las mariposas en el estomago se sienten como si fueran un huracán, y todo se vuelve confuso, todos todo lo que tengo guardado estalla nuevamente.- Aunque cerraras los ojos y pretendieras que yo soy él. Que pretendieras que lo amas tanto como dices amarlo, que ese amor se pareciera en lo mas mínimo al que siento yo por ti. Aunque dentro de ti yo me transformara en él y ese amor que sientes por el fuera tan fuerte como el mío por ti, ni siquiera así podría besarte- Le acaricio la mejilla, y me hago a un lado, y pienso en toda la estupidez sin sentido que acabo decir – En realidad un beso borraría toda esa tontera que acabo de decirte- Cuando termino de decir esto el taxi para, hemos llegado a destino final, por fin, en el momento mas inoportuno, creo. Mientras, caminamos los pocos metros hacia la casa, Andrea se acerca a mi oído y me dice - La verdad Santiago, es que te amo con toda mi alma – Estoy petrificado, no se que decir, no se como reaccionar, no se nada, jamás imagine que me diría eso, pero lo hizo. La pelota esta en mi lado de la cancha y solo me queda seguir mi instinto primario, y mi instinto me dice, aprieta el timbre, así que es lo que hago.

-Hermanito, por fin llegaste. En serio que te las pagare todas estas juntas algún día, pero tu cachay que aquí debo estar hueviando hasta tardísimo antes de poder salir a hueviar, y mas encima cuando la Andrea sale con esas minas siempre se pone media loca, gracias por traerla a casa, porque no te queday por unas chelitas y una conversa- Mi hermano, un idiota buena onda que tiene la tendencia a tomarse todo para la chacota, es algo sorprendente, No se preocupa realmente por él, no se preocupa realmente por la Andrea, en realidad nunca se ha preocupado realmente por nada. -No gracias, sabi que iba a salir con unos amigos y ni siquiera alcance a avisarles que no llegaría a la hora, ósea debí llegar hace al rededor de unas 3 horas, los voy a llamar y voy a ver si los pillo- Apenas camino un par de pasos hacia afuera, un grito mi hermano me llama ¿Se dio cuenta de algo extraño? ¿Habrá quedado alguna tensión entre Andrea y yo? - Hueon, toma aquí tení las 10 lucas del taxi y algo mas pá tu carrete - Se me había olvidado lo generoso que es mi hermano, sobre todo cuando hago esta clase de favores. - oye Santiago, cachay que en un momento la Andrea me confundió contigo-

Tercero

El sol de la mañana ya está brillando alto por sobre la cordillera, pero sus rayos me parecen ofensivos al atravesar los follajes de las ramas y las ventanas de la micro para venir a golpearme directamente a los ojos.

Mi vista aun no se acostumbraba al día, menos a uno tan luminoso como este, sigo pensando en la noche recién pasada, el vodka aun sigue haciendo estragos en mi sangre y mi moral va por los suelos al ver cada vez mas trabajadores subirse, mientras yo soy el único idiota que va a dormir a la hora en que el resto despierta. Por lo menos voy vestido de negro, en el peor de los casos puedo dar una estúpida cháchara sobre el vampirismo y yo o quizás hacer otro chiste sobre mi inexistente pasado de toplero.

Mareado por el alcohol, enceguecido por el sol y deprimido por la conciencia, solo espero llegar pronto a casa y volver a encerrarme en aquel diminuto zoológico donde soy guardia, animal y publico, todo volverá a la normalidad, yo no sabré del mundo y el no se enterara de mi presencia.

Todo va bien hasta que el bus se detiene otro semáforo, otro golpe a la conciencia. Obreros, empleados y amas de casa suben pero no solo eso, algo peor los acompaña, un metro setenta, flaca, con ojos de cansancio y mirada perdida y otra vez a preguntarme si yo seré el quijote de esa Dulcinea perdida en los desiertos de la resaca.

Camina por el pasillo sabiendo que todos la miran, los obreros el poto, los oficinistas el escote, las dueñas de casa la ropa y yo los ojos, hablan de que esta muy rica, tiene el medio cuero o de que parece una cualquiera vestida así, pero yo soy el único que nota en sus ojos un tono de melancolía y mareo, una pena que solo deja la noche cuando pasa demasiado rápido. Se sienta a un par de asientos de distancia mía para asegurarse de no solamente hipnotizarme con la mirada sino que también con su perfume a flores y cenicero.

Pero mi tiempo se acaba, me debo bajar, el show termina rápido, solo una cuantas cuadras mas me faltan para llegar. Así que echándole la culpa al trago, la desesperación y al sol, me siento al su lado.

-¿Cómo lo haces?

-¿Hacer qué?

-¿No sé? eso que haces ahora

-No entiendo de que mierda me hablas

-Que bueno porque yo tampoco se que mierda de que mierda estoy hablando. Chao mi amor, yo me bajo este paradero.

Que rico es el viento fresco en la mañana.



Esto es algo que escribí en mi otro blog... ahora lo corregí y lo adapte como parte de una sola historia

viernes, 1 de agosto de 2008

Piano Man

Ésta es la historia de un sábado, de no importa que mes... Así comienza la maldita canción. Esa melodía que ya parece profesía auto cumplida. Un sábado cualquiera, solo o no tan bien acompañado hablando cualquiera huevada, con una sonrisa en la cara y con la risa a flor de labios. Pero ¿que más? No lo sé, ya todo se quema tan rápido y uno trata de agarrar la primera luz que se parece a la felicidad aunque uno sabe que en realidad solo se acerca a una ampolleta perdida en la noche, pero si las polillas mueren así ¿Acaso yo no tengo el mismo derecho?


Los amigos se están yendo, los tiempos han cambiado, las conversaciones son escasas, pero aún escucho la maldita canción. Una y otra vez, en todas sus versiones. El coñismo de Ana Belen no me molesta y Billy Joel me permite practicar mi pobre engrish. Todos se alejan y ya no me queda más que sentarme estúpidamente con una sonrisa en la cara y con la risa a flor de piel, esperando no sentirme tan solo, con la esperanza de ver llegar al hombre del piano.

Ana Belen...



Y Billy Joel que no me deja postearlo directamente así que dejo el link
http://es.youtube.com/watch?v=BCyKcwvV5gE