domingo, 20 de julio de 2008

Trato de escribir, pero no siempre resulta

Hace un tiempo vengo tratando sin mucho éxito de ganar algún premio de literatura o de guión para poder mostrar mi trabajo, ser publicado y quizás lograr iniciar algo en el ámbito cultural. Claramente no me ha resultado nada, pero sigo tratando.

Este es uno de los dos textos que mande a un concurso, ya lo había publicado en otro blog, pero ahora está reescrito y corregido. Quizás algún día me quite ese sabor adolescente de la boca y haga algo normal, aunque probablemente termine sobreviviendo de vendedor en algún local de poca monta.

¡Partieron! Aún no son las 6 de la tarde y la noche ya comienza a olerse en el aire, es una carrera contra el destino y el aburrimiento, la gente comienza a salir de las oficinas, universidades y colegios, las últimas responsabilidades ya están por terminar, y solo se piensa en el san y maldito viernes.

6:20 PM los últimos tramites por terminar, un chao por responsabilidad, nos vemos el lunes ¿y si no nos vemos más? ¡Filo! nunca me caíste bien tampoco. Es la última oportunidad para preguntarse por el sentido de la vida. Es momento de la ducha, de la ropa limpia y del peinado a estrenar.

Estamos en la primera curva y ya está comenzando la hora del show y de los saludos, primero se parte por buscar local y comienzan los timbrazos desesperados al celular. ¿Brasil? No, mucha gente. ¿Plaza Ñuñoa? No, muy caro. ¿Suecia? No, muy flaite, quizás por Santa Isabel salga algo. Busquemos una picada por ahí no más mejor. Pareciera que toda la ciudad está en lo mismo y nunca se termina por encontrar el lugar adecuado, siempre hay un pero, con la música, con el ambiente o con el espacio, la búsqueda de local ya parece cruzada por el santo grial, de barrio en barrio y de bar en bar.

Por fin nos instalamos en un sucucho, comienzan a llegar los que uno no esperaba que llegaran, los amigos, los enemigos, los conocidos y los demás, si total la noche da para mucho más que eso. Uno comienza a entrar en confianza y se relaja en cierta medida, se saca la chaqueta y con ella salta la plata para la primera corrida; la fiel, universal y buena cerveza comienza a llegar a la mesa. Las charlas comienzan; al principio son sobre la nada misma, pero después uno se relaja de verdad, y habla de la vida y de la no vida, de los planes y las desilusiones, de los futuros planes y de las futuras desilusiones, ya á estas alturas del partido la noche alcanza las 12 pasadas.

La noche va por los palos y los primeros comienzan a irse, las discusiones se extienden desde cine y música, pasando por amores, hasta llegar a corrientes de filosofía. Los responsables se van para trabajar al otro día, para hacer las compras de la casa o simplemente porque deben irse. Realmente no importa lo que hagan, nada importa mucho realmente. Las despedidas correspondientes y el grupo se achica. Ahora hablemos de fútbol, política y religión todo al mismo tiempo, total somos los que somos y estamos los que estamos.

Después de muchas otras cervezas y conversaciones, comienzan a aparecer los amores de la noche, aquellos que no pasaran de ésta noche o de éste punto, ya poco nos queda por hacer para capear ésta soledad del ser humano, las cervezas siguen corriendo, de pronto Iron Maiden, interrumpe la escena, el bar comienza a cantar y a gritar “Run to the Hills, run for your life”, de ahí viene Topo Gigo recordándonos que a la camita debemos ir. El bar se cierra y calabaza, calabaza, cada uno para su casa.

Ya en la recta final un último abrazo, un último apretón de manos o último beso, ya son las 5 de la mañana, uno camina hacia la Alameda y se junta con los punkies y las gargolitas que adornan los paraderos de micro a esa hora. Maipú- Recoleta, no me sirve, mejor espero, Pudahuel - Lo Barnechea mejor sigo esperando, de ahí, pasa el transporte indicado y uno se sube a la micro, se suben más , y se van subiendo más, con historias de noche, con historias de amor, con historias de soledad , con historias de lujuria, con historias de música, con historias de vida. Suben hip-hoperos, chicas top, cuicos, flaites, punkies, metaleros, sandungueros y cada rareza que pueda darse cuando se juntan 5 millones de giles a vivir en un mismo hoyo. Se suben ellos y las historias que les acompañan también, la noche parece tan interesante y llena cuando las risas son así de estridentes. De ahí la micro llega al lugar de destino, uno se baja, camina, come algo para el bajón y se hecha al sobre, total, mañana será otro día.


Eso sería, aunque sé que no tengo muchos lectores, de hecho creo que nadie me lee, si alguien se llegase a cruzar por aquí me gustaría saber su opinión y si vale la pena que siga tratando de dármelas de literato.

jueves, 17 de julio de 2008

You do Not talk about the fight club

Ya van dos semanas que estoy para la patada y el combo. Disfruto de mi propio club de la pelea y aunque la idea detrás dista mucho de ser la de Tyler Durden, soy feliz con mis moretones y los dolores en los nudillos.

Todo comenzó hace ya varios meses cuando un grupo de amigos se inscribieron en clases de kung-fu en Peñalolen. Después de harto rato me metí yo. Claramente quede hecho añicos al principio, no podía subir una escalera sin que me doliera todo el cuerpo, ahora disfruto apretando las manchas moradas que tengo en los brazos de tantas patadas que ataje.

No es precisamente el templo wu tang de el tigre y el dragón pero es un gimnasio chico, piola y en un barrio peludo. Cosa de practicar artes marciales en todo momento. No sé que más decir, me gustan los moretones, me quedan bien, combinan con mi cara de gorila.

martes, 10 de junio de 2008

Sin dios Ni ley.

Nunca en mi vida he tenido el concepto de dios presente como algo real. Cuando niño su imagen era equivalente a la del viejo del saco o del conejo de pascua. Algo o alguien que te miraba, veía y te juzgaba por tus acciones y por como te sentías. Pero no tenía más peso que esas imágenes con las que a uno lo asustan para comerse toda la comida o para portarse bien en el jardín infantil y al igual que esas imágenes, el concepto de dios desapareció apenas tuve conciencia de que no hay nadie vigilándome constantemente y que los regalos de navidad venían de mis padres y no de un viejo del polo norte.

Así mismo que con la figura de dios la figura de la ley para mí siempre fue algo ajeno. Su brazo visible, las fuerzas de orden (policía, carabineros y otros) siempre han sido sinónimos de alguien vigilándote pero no protegiéndote. Es más un brazo que golpea que uno que ayuda. Aunque en contadas ocasiones me han dado poco claras instrucciones de cómo llegar a alguna calle. Pero las veces en que realmente los necesité nunca han estado ahí. En cambio las veces en que salí a protestar por mis derechos sí estaban ahí hueviando, las veces en que he hecho una fiesta en mi casa sí han llegado a hinchar y siempre haciéndolo en el nombre de la autoridad. No comprendo bajo que autoridad alguien determina la superioridad moral para decirme lo que yo debo hacer o dejar de hacer con mi vida.

Me he criado y me he comportado toda mi vida conciente de una manera en que se debía de respetar a los otros. De ahí vine a entender esto como respeto ético entre nosotros los seres humanos y también nuestro entorno artificial y natural. Pero ese respeto ético, nacía y de mí, no de un libro sagrado o de un código penal, pero a mí alrededor me dicen que eso está mal, me bombardean con imágenes de que necesito a la ley y una moral dictada por un ente ajeno a mí para comportarme bien.

Hasta ahora todo lo que he visto es que el libro sagrado se utiliza como medio de control y que el código penal más que orden nos infunda temor. Temor al vecino, temor al desconocido. Supuestamente está ahí para decirnos que es bueno y que es malo. De acuerdo, matar y robar es malo. Pero salvándose de esas cosas obvias del comportamiento en sociedad, la ley en general no es moral, no tiene un comportamiento ético, no tiene nada. Solo está ahí para decirnos quien tiene la autoridad y quien no la tiene. Y si alguien lo llega a poner en duda. Pues la justificación de toda las cosas está arriba, bien arriba atravesando las nubes o clavado en un crucifijo sobre la pared. Ahora veo como alrededor mío suceden miles de cosas injustas, cosas que no deberían pasar si es que nos comportásemos todos de una manera ética, yo no tengo la autoridad para señalar a nadie con el dedo y decir que esa persona es culpable. Pero si sé que esa personase lo que hace porque está permitido por ley. Todo me parece más asqueroso cuando veo a esa persona que me hace mal a mí y a mi familia hablando de moralidad y discutiendo lo que se debe hacer en nombre de dios.

Estoy muy dolido con el sistema legal, me da rabia ver todos esos fundamentos y esa verborrea de razones por la que lo necesitamos y no ver a nadie que se comporte de manera ética. Me duele ver como se nos enseña que sin esa ley todo iría mal y se transformaría en un caos. Como se nos manipula para pensar que sin ley y sin la moral de dios nos transformaríamos inmediatamente en asesinos y violadores. Yo nunca he necesitado un pulpito para que me digan que está mal cagarse a mi vecino y no veo la razón por la que mi vecino si lo necesita. Me parece que mientras más necesitamos de la ley, más se buscan medios para cagarse al otro y sentirse bien con la conciencia ajena. Todo eso me dan ganas de vomitar y como yo no quiero pertenecer a está sociedad inmoral basada en principios de cartón me declaro sin dios no ley.

jueves, 29 de mayo de 2008

Mayo


Hace como 4 meses que no hago un post de verdad, las razones no son muchas y ninguna tiene un peso real como para ser enumerada. Pero ahora esto me da la perfecta apertura para emular otras columnas de opinión que han estado callada por alrededor de 4 décadas. Hace ya varios meses que en los periódicos nos vemos bombardeados por miles de alusiones al mítico mayo del 68. “Que ingenuos y soñadores éramos en esa época en que creímos que podríamos haber cambiado el mundo” es la frase que corona casi la totalidad de estas columnas. Y da lo mismo que hablen del 68 en Francia, de la primavera de Praga, de la matanza en ciudad de México, de las protestas en Chicago o de nuestra mas humilde y criolla toma de la casa central de la universidad católica.

Todas y cada una de las columnas se refieren a mayo del 68 como el “casi” logro de la revolución. Es un gran hito para pacifistas, anarquistas, anticomunistas, comunistas, etc. Todos hablan con nostalgia de ese casi. Todos rememoran esa época utopías al alcance de la mano y hablan de su ingenuidad. Todos parecen haber sido el che Guevara. Pero si todo fue tan color de rosa (aunque rojinegro sería más adecuado) ¿que fue lo que falló? Todos dicen “es que éramos demasiado jóvenes”, “ingenuos”, No teníamos los píes en la tierra, etc.

No les creo ninguna palabra de lo que dicen. No creo que ni la mitad haya estado tan comprometido con sus ideales como dice haberlo estado. Los que si estaban comprometidos terminaron muertos, encarcelados, expulsados y de ahí siguieron luchando. Ellos vieron que era el momento de actuar y actuaron y cuando los demás pararon siguieron. Ellos crearon organizaciones, pelearon por el triunfo de allende, marcharon por la paz, levantaron la voz en contra de la ocupación soviética. Aunque mayo del 68 había pasado ellos siguieron realmente adelante. Eso me recuerda a un mayo mucho más reciente. El del 2006, cuando cientos de cabros chicos salieron a las calles. En una mezcla de peluseo y demandas juntas. Lograron botar a un ministro de educación y una ley. Cuando su mayo se acabó volvieron los políticos y los intelectuales que juran haber sido parte del mayo del 68. Dejaron la cagada, volvieron a hablar de una educación a base de gobernabilidad y no de justicia. A base de un equilibrio y no de los derechos. De ahí algunos se quedaron callados. Pero estos cabros, como tantos otros antes que ellos salieron nuevamente a las calles, no han aceptado la farsa como sí lo hicieron los que ahora se llenan la boca con el 68.


Solo espero que esto termine bien, que no haya más lucro en la educación y que cuando veamos en los libros de historia esto no sea el casi logro de una utopía, si no que sea realmente el logro de una reivindicación justa y necesaria y esperemos que si vienen nuevamente con falsos tecnísimos a decir que esas reivindicaciones no son factibles, que las calles sean tomadas nuevamente Total. Seamos realistas, Exijamos lo Imposible.