lunes, 23 de febrero de 2009

VideoJuegos

Soy un fanático de los videojuegos y este fin de semana me crucé con dos de los mejores juegos que se han hecho en los últimos años. El 1º Final Fantasy XII, realmente una joyita como no veía desde el FFIX, una historia que debería hacer ruborizar a george lucas, un diseño impecable con detalles que realmente quitan el aliento, se podría decir que es la mezcla perfecta entre starwars y el señor de los anillos, piratas voladores, criaturas extrañas caballeros con esapda y armadura que cabalgan sobre aves gigantescas y mucho más. Todo eso sirve como telon de fondo para una historia de traición, intriga y ambición, cuando se sigue a un joven landron que por casualidad se llega a cruzar con piratas del aire y un grupo de resistencia que lucha contra la ocupación de un gran imperio. Una historia epica en su mejor estilo.


El otro es Shinji Migami Tsentsei Persona4, parte de una saga japonesa bastante larga que realmente no sé muy bien de que se trata en general. Pero realmente da lo mismo, este en particular fue elegido mejor juego de ps2 del 2008 y creo que se lo merece, hasta el momento llevo 2 horas de juego y me he encontrado con una historia de asesinato y de viajes raros dignos de David Lynch, no hay acción y es un juego bastante lento donde se tienen que resolver varios puzles, más que juego me da la impresión de que es una pelicula interactiva, es como si pudiesemos escoger que hacer en una pelicula de Lynch, algo realmente aterrador.




Realmente creo que en estos momentos los videojuegos han alcanzado el estatus de arte, y sé que la mayoría de la gente va a estar en desacuerdo conmigo, pero a mi parecer en estos momentos el proceso de creación y de desarrollo que tienen es comparable al de cualquier película y creo que se puede decir que la industria de los videojuegos está ahora en el mismo nivel en que estaba el cine en la década de 1930 o los comics en la década de los 50, joyitas que comenzaron como entretenimiento para las masas descerebradas y consumidoras y terminaron siendo pilares culturales como lo son actualmente.

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