
24 de diciembre. Es "el" Día de "el" mes aquel. Es el momento en que me siento como en una pelicula. Todo marcha aceleradamente a mi alrededor. La gente con cajas corriendo desesperada en la voragine consumista. El calor abravisvo y la transpiración constante del metro. Aquellos despechados que solo claman por el consumo porque si no clamaran por que es solo consumo quedarían desamparados en el descampado de la soledad en momentos en que nadie quiere estar solo. Es cuando hay algonos cruzan miles de kilometros solo para ver a ese padre o a esa mandre que enrealidad no les importa mucho. Pero que durante una noche entre el pavo y el brindis lo hace sentirse como el niño aquel que nunca quiso crecer. Aquellos que claman por la llegada de su salvador y que despues van abrazando culpas de otros y lanzando pecadopres a los infiernos poblados por aquellos que nunca hicieron más que simplemente no abrazar las culpas de otros.
Diciembre es cuando se recuerdan tantas cosas, el asesinato de Lenon por quien no quiso ser producto de una botella de whiskey y la calentura de una noche. Este año el 21 se recordaron los 100 años de la matanza de Santa María de Iquique. Donde 3600 calicheros y sus familias fueron acribillados por el glorioso ejercito de Chile ¡Siempre vencedor y jamas vencido! Se recuerdan esas muertes para no tener que olvidar a tantos otros que murieron despues de ellos.
Un mes cargado, un fin de año, las esperanzas del que viene, los sinsabores de lo que no logramos, las resoluciones y los deseos de cambio para el futuro. Realmente no es nada especial, pero llega un punto en que si se hace especial, si se siente algo en el aire. Puede ser nostalgia, amargura o espiritu navideño, puede que sea el simple deseo de terminar rapidamente el año con la esperanza de que el proximo sea mejor, sin tantos tropiesos, sin tanta desilución. Puede ser el punto de exclamación sobre un año de triunfos o puede ser simplemente un día más. Es cosa de uno.